jueves, 27 de agosto de 2015

Rosario: Generaciones tras generaciones


Luego de varios meses sin presentaciones de Miguel debido a que se encuentra trabajando en su nuevo disco, supimos que se presentaría en la cuna de la bandera: la histórica ciudad de Rosario.
Como siempre, compramos las entradas con mucha antelación, por lo cual la espera se tornó bastante larga esta vez.
Rosario de nuevo. La misma ciudad que mira al Paraná, la que está cerca de Buenos Aires, la misma ansiedad por la espera y los preparativos tendrían  un condimento diferente: sería un viaje compartido con nuestros hijos esta vez. Clara, hija de Lizet ("la del medio") e Ignacio, hijo de Laura ("el menor") serían los acompañantes especialísimos!
Llegó el ansiado día y cerca del mediodía arribamos a la ciudad que, contra todos los pronósticos, nos  regalaba una jornada soleada y cálida, ideal para disfrutar en familia como lo hicimos.



Poco a poco fueron llegando fans de diferentes sitios, para disfrutar esa noche de lo que sería un show "federal": desde varios puntos de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y hasta de Río Negro llegarían para ver al más grande! También podríamos decir que fue internacional con la presencia de Raúl desde México.
Al atardecer nos acercamos al Teatro El Círculo, lugar donde sería el evento esa noche a las 21,30 hs. y pudimos presenciar la prueba de sonido. Mientras nuestros ojos contemplaban la imponente imagen del lugar aún vacío, nuestros oídos se deleitaban con la música que tocaba la banda, ya que Miguel llegó al lugar un rato más tarde con mucha energía y buen humor. Inmediatamente supimos que esa noche tendría una vez más al público en la palma de su mano, totalmente entregado. Y así fue...

















El show empezó tal como imaginamos, con mucha energía: "Va por vos" fue la canción elegida para el arranque  (nada más ni nada menos!) y siguió luego con "Vi luz y subí". Finalizados los dos primeros temas el público acalorado y agitado comentaba: "Si comenzamos así, no vamos a aguantar toda la noche"



                                                               







Y vaya noche! Siguió con "Desnúdame" tema que hacía bastante tiempo no cantaba en vivo. El Círculo explotaba ya a esta altura, pero esto recién comenzaba.
Siguió con "Peleando por tu amor", "El ritmo del corazón" y nos libró de nuestros "Malos pensamientos", recordándonos con su letra que esa sería otra noche sin dormir.
Luego canta la canción que grabó el pasado 11 de agosto en México para "Rock en tu idioma" (en esa oportunidad en versión sinfónica) "Es tan fácil romper un corazón".












                                                                   


A continuación llega el turno de "Una noche más", "Llámame" y  luego de una introducción especial que Miguel trajo a este momento debido a la gran cantidad de niños que , acompañando a sus padres estaban presentes en el show y le demostraban su amor a través de dibujos realizados por ellos ("Parezco Piñón Fijo", bromeó) nos regaló parte de un nuevo tema a cuyo estribillo le incorporó el clásico "chu chu ua " que identifica a ese artista infantil. Luego continuó con "Mi sombra en la pared".
















                                                             

En ese momento los músicos se retiran del escenario y quedan Miguel, su acústica y dos banquetas. Nos cuenta una historia que tiene que ver con un proyecto del artista Gastón Pauls, quien le propuso ponerle melodía a canciones escritas por niños de la Fundación Casa de la Cultura de la Calle con la cual el actor colabora. El autor elegido por Miguel se llama Joaquín Fernández, de tan solo 9 años.
Presenta a su hijo Juan, quien lo acompañó magistralmente con su guitarra. Así padre e hijo sentados en medio del escenario nos deleitaban con sus cuerdas y le ponían voz, música y sentimientos a las palabras del pequeño Joaquín. Un momento por demás emotivo.







                                                    

A continuación de este fragmento diferente, nos regalan una canción del último cd que vio la luz "La alegría..." dentro del mismo tono y logrando un clima muy especial. Los suspiros se escaparon solos cuando los presentes escuchamos que se trataba del tema "Cielo".






Regresan los músicos y Mateos nos dice que, con motivo de cumplirse los 30 años de Rockas Vivas, preparó un clásico popurrí perteneciente a dicho disco: "Un poco de satisfacción", "Extra" y "Un gato en la ciudad" lograron que (literalmente) se moviera hasta el piso del lugar. La felicidad podía verse en cada uno de los rostros de los presentes. El teatro completo saltaba, cantaba, coreaba y disfrutaba cada canción con la más pura emoción a flor de piel. Miradas cómplices, amistad, recuerdos, melancolía y hasta un poco de nostalgia asomaron con este cóctel incomparable de recuerdos "ochentosos". 









                                                                 

Seguíamos confirmando lo que nos adelantamos a pronosticar: Miguel, su banda y su público habían vuelto llenos de energía, comunión, alegría y plenitud. La espera durante la gestación de su nuevo trabajo hizo que el regreso fuera más deseado, como si ese período de latencia lo hubieran potenciado,  como si el extrañarse hiciera que todo se disfrutara el doble. Se podría adivinar que añorábamos la adrenalina del "vivo" tanto los de abajo como los de arriba del escenario.









Acto seguido llegó una canción que  no forma parte del repertorio habitual de Miguel, que si bien fue compuesto en otro momento de nuestro querido país, su letra sigue, lamentablemente, vigente como el día en que la escuchamos por primera vez en el Teatro Coliseo, acompañado de un coro de niños en aquella oportunidad: "Los Argentinitos".
Sigue "Mundo feliz" y luego se despide del público.



                                                                         




Afortunadamente regresa y nos regala "Perdiendo el control", "Atado a un sentimiento", "Cuando seas grande" y "Bar Imperio".



Finalmente, y para cerrar esta maravillosa noche en la que ya parecía que ninguna otra sorpresa podía regalarnos, Miguel comienza a subir niños al escenario, invitando en esta oportunidad a aquellos que han  crecido junto a su música de la mano de sus padres, que muchas veces han escuchado un tema suyo como  canción de cuna, o que oyeron algún verso de sus temas de boca de sus progenitores para dejarles una enseñanza, o para acompañar un momento de sus vidas. Allí estaban también nuestros amados hijos: Clarita y Nacho. Un momento conmovedor para todos los presentes. Nosotras emocionadas recordamos que, cuando empezamos a seguir los pasos de nuestro ídolo teníamos la misma edad o menos aún que nuestros hijos. Miguel les preguntó sus nombres y comenzó a cantar "Tirá para arriba". Logicamente los niños, que la han escuchado desde la cuna, la cantaron junto a él. Generaciones tras generaciones disfrutando de su talento.

















                                                             

Difícil poner en palabras este momento de tanta ternura. Solo resta agradecer una vez más la simpleza y generosidad de nuestro ídolo, que nos sigue sorprendiendo con gestos como el narrado, cuando ya pensamos que no hay nada más que hayamos soñado que él pueda cumplirnos. Un final más que feliz para este viaje tan particular.


Cerramos la noche celebrando el reencuentro en Rock and Feller para compartir como vivimos el show cada uno desde su lugar y para seguir sumergidos aunque sea un rato más en el universo de la música.



Gracias, Miguel!!




                                                                                                          LC & LR